El catamarán Arquímedes, que es único en Tucumán, se compró en el dique San Roque en 2006.
Es una embarcación con capacidad para 200 personas, cocina, servicio de bar, parrilla y está preparado para fiestas, convenciones y eventos. El paseo cuesta 30 pesos por persona y hay salidas todos los días a las 17 y los fines de semana a las 15.30 y a las 17. Dura una hora y se recorre el lago mientras se proyecta un CD con la historia del dique, se aprecia la flora y la fauna, se pasa por la zona de quebradas y el cementerio indio.

Hace cuatro años que el catamarán Arquímedes es parte del paisaje de uno de los lugares más lindos que tiene Tucumán: el dique El Cadillal. Sin embargo, son pocos los que aprovechan esta embarcación o deciden dar un paseo diferente en el espejo de agua rodeados de naturaleza y verde.

Desconocimiento, desinterés, falta de promoción, mal estado de las instalaciones en el dique, falta de cultura de la gente y una evidente dejadez de la zona son algunas de las razones por las cuales el catamarán Arquímides, pese a ser una opción muy atractiva desde el punto de vista turístico (es una de las embarcaciones de mejor nivel en lo que se refiere a catamaranes), no se convirtió todavía en una opción para la gente a la hora de decidir salir de la vorágine de la ciudad.

Así lo manifestó Mario Conti, uno de los tres titulares de la embarcación, quien habló con CONTEXTO y fue claro al sostener que el principal problema de la no concurrencia de tucumanos y turistas al catamarán radica en la falta absoluta de servicios de la zona.

"Es una lucha constante porque los servicios de El Cadillal son malos, principalmente los sanitarios. Es algo fundamental y los únicos que hay son los del complejo del catamarán, que obviamente terminan sucios, además de que rompen las puertas, roban las luces, ensucian todo… Hay que tener más y mejores servicios para que la gente realmente pueda sentirse cómoda y en lo que al catamarán respecta, hay que darle más difusión. Es un cúmulo de acciones conjuntas: no el catamarán por un lado y los servicios por otro, sino todo junto", se lamentó Conti.
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Si bien hubo una mejoría desde 2006, es un proceso lento y sabemos que los resultados se verán en un lapso no menor a cinco años. Esto cuesta porque no hay cultura de preservar la flora y de cuidar, es ir a contramano de todo. Igual, se está trabajando con el Ente de Turismo pero la realidad es que el catamarán es lo más grande que hay en el dique y no se lo explota."
Pese a que el panorama no es del todo alentador, el propietario del catamarán Arquímedes se mostró optimista. "No soy apocalíptico, sino ya nos hubiésemos ido hace tres años. Apostamos a Tucumán aún habiendo tenido muchas ofertas de Carlos Paz y de Santiago del Estero. El proyecto de aerosillas, que estaría funcionando en enero, también nos detiene en Tucumán. Se supone que va a atraer más gente y va a ser más masivo. Pero volvemos a lo mismo: hay que mejorar los servicios y hacer una buena promoción para que el conjunto funcione. Cualquiera que viene al Cadillal se enamora pero debe ser ordenado, aquí falta cultura de turismo y es evidente; yo anduve por Carlos Paz, Calamuchita y Villa General Belgrano y me sorprende la diferencia de culturas. Falta concientización de la gente para cuidar lo poco que se hace a nivel turístico", concluyó Conti.